Santa Eloísa tuvo una vida bastante sufrida, en especial en el ámbito familiar. Perdió a su primer esposo al poco tiempo de contraer matrimonio, y a su segundo cónyuge en circunstancias similares. Su corazón estaba constantemente destrozado debido a sus transgresiones. Pero después de quedar sola por segunda vez, entendió cuál era su propósito.
Eloisa de Coulombs asumió que el hecho de su repetida viudez, era solo un mensaje de Dios. Nuestra beata fue una gran mujer que disfrutaba el hecho de pasar horas en soledad elevando oraciones al Supremo. Nunca sintió resentimiento ni juzgó a Dios por sus males. Contrariamente a lo que muchos harían, se entregó a él completamente en la abadía, a la cual cedió también sus bienes materiales.
Santa Eloísa es una santa del catolicismo. En vida, fue una mujer bondadosa que demostró una marcada convicción por las cosas de Dios. Se conoció también como una dama de buenos principios que expresó una conducta obediente ante sus dos máximas autoridades; su padre terrenal y su creador (el Dios al que tanto veneraba).
A pesar de que su canonización nunca se llevó a cabo, muchos la veneran por ser en vida una mujer piadosa que entregó por completo su vida a Dios. Incluso, fue capaz de sacrificar todos sus bienes materiales y entregarlos a la abadía con amor, lo que significa que daba mucha más importancia a las cosas espirituales.
Debido a que el asentamiento de su vida religiosa comenzó luego de muchas tragedias sucedidas, también podemos decir que es un gran ejemplo de fe y perseverancia. Ella no tomó las adversidades como un castigo de Dios, sino como una revelación de lo que debía hacer de ahora en adelante.
Santa Eloísa nació en Chartres (Francia) en el siglo X, como parte de una distinguida familia de aristócratas de la provincia. Como se trataba de una mujer obediente a los designios de su padre, siguió su ordenanza de casarse a muy temprana edad. Contrajo matrimonio con Hugues II de Meulan, un respetado conde que se conocía como “Cabeza de oro”.
La beata tuvo que vivir muchas tragedias, las cuales hicieron que su fe en Dios se fortificara, logrando que se aferrara a la esperanza de que las cosas algún día cambiarían. Teniendo muy poco tiempo de casada, Eloisa de Coulombs perdió a su esposo, enviudando cuando tan solo era una jovencita.
Este fue el inicio de varias desventuras en su vida. Sin embargo, a pesar de la tristeza que había en su corazón, nuestra venerada nunca tuvo resentimiento hacia Dios ni hacia la vida. Encontró consuelo prestando ayuda a los más necesitados.
Después de algún tiempo se casó nuevamente con Alexandre Azzelin y tuvo con él varios hijos. Sin embargo, volvió a enviudar. En su tristeza, la beata pensó que era su destino y una voluntad divina el hecho de que fuese viuda. Esto la llevó a tomar la decisión de convertirse en religiosa entrando a la abadía de Notre Dame.
Después de su primer matrimonio, Santa Eloísa donó parte de sus bienes a la abadía. Luego de enviudar por segunda vez, decidió entregar las propiedades que le quedaban. Esta segunda donación se confirma en un documento emitido en el año 1056, el cual fue firmado por el duque de ese momento (Guillermo de Normandía).
Inmediatamente después de concretar el asunto de las donaciones, pidió al abad (su hijo Godofredo) que le aceptara en el monasterio como una reclusa. Estando allí dentro pidió que le fuera construida una celda austera, y así se hizo.
Santa Eloísa permaneció en dicha celda por el resto de su vida. Solía orar y estar en penitencia de forma muy constante. Documentos de historias antiguas dicen que nunca volvió a salir de ese lugar, de hecho, fue allí donde murió.
Según algunos registros históricos, Santa Eloísa dio su último adiós el día 10 de febrero del año 1066, en aquella celda austera de la que nunca más salió. Sus restos fueron llevados a la catedral de Chartres, lugar en el que aún pueden encontrarse.
En el siglo XVII, al parecer, su tumba se había extraviado, junto con lo que quedaba de su cuerpo terrenal. Pero su cráneo es uno de los más grandes tesoros que se conservan en la abadía. Quizás se trate del mismo relicario venerado en la iglesia de San Chéron de Coulombs. El cual es guardado en una vidriera con una marcada delicadeza y respeto.
Eloisa de Coulombs es conocida como beata, pero nunca fue canonizada. Sin embargo, la fe de muchos fieles la ha convertido en una santa venerada en su tierra natal y otras áreas del territorio mundial. El 11 de febrero de cada año, los feligreses se reúnen para celebrar con alegría el día de Santa Eloísa, una sierva de Dios que siguió el verdadero camino a pesar de las adversidades.
En la iglesia de San Chéron de Coulombs, hay una representación de Santa Eloísa en una vidriera. Muchas personas se posan ante este símbolo de fe para exponer todas sus peticiones. Se dice que puede conceder milagros a todos los que en ella creen. Es por esto que muchos le guardan devoción.
Amada y venerada Santa Eloísa, tu que sabes lo que es pasar por seguidas transgresiones, ayúdame a soportar las que estoy pasando. Yo sé que estás allá arriba en el cielo con Jesús y él sabe más que nadie lo que estoy pasando. Pero por mi pecado no merezco su favor. Madre, tú que has sido un ejemplo para todas las mujeres y hombres de corazón sufrido, intercede por mí ante Dios, para que el sufrimiento sea arrancado de mi vida y pueda seguir adelante sin obstáculos.
Santa Eloísa es un gran ejemplo para todos aquellos que constantemente pasamos por transgresiones. Fue una mujer virtuosa que no perdió su esencia a pesar de las cosas que le sucedían.
La beata quedó viuda dos veces a una edad temprana, pero lejos de causar que sintiera resentimiento hacia Dios, esto reafirmó su fe e hizo que encontrara su propósito. Encontremos nosotros el nuestro con la ayuda de Dios y de Santa Eloísa, nuestra eterna intercesora.