😇 ¿Qué día es el santo de【 Julia 】?

santo de Julia
👉 Go To:: Todos los santos / Julia

Estos son los días en los que celebramos el santo de Julia

Santa Julia (joven virgen y mártir). Vida, tortura, muerte y veneración 

El 22 de mayo de cada año, se celebra el día de Santa Julia, una joven Cristiana que fue capaz de dar la vida por su amado Señor, Jesucristo. Esta doncella pasó por muchas humillaciones, pero esto no hizo que su fe decayera, de lo contrario, se refugiaba en ella, y, a pesar de ser esclava, veía la libertad a través de Cristo. La vida de la beata no se tornó, en ningún sentido, fácil.

Fue tomada como esclava a muy temprana edad, y sometida a múltiples humillaciones, hasta que logró ganar el respeto y cariño de su amo. No obstante, por negarse a traicionar sus creencias, recibió de los paganos, múltiples torturas y una muerte espantosa. En los próximos apartados te mostraremos los detalles de la vida de esta fiel sierva de Dios. 

Biografía 

El nacimiento de Julia tuvo lugar en Cartago (ciudad ubicada en el Norte de África). Nació en el seno de una familia noble y cristiana en el siglo V. La ahora beata, fue educada para ser una mujer de conducta intachable, portadora de buenos principios, conocedora de las letras y una madre de familia ejemplar. Sin embargo, esto no se pudo materializar. 

Invasión de los bárbaros 

En el año 439, los vándalos, comandados por Genserico, los cuales eran fuertes enemigos de los católicos, invadieron Cartago e hicieron en la ciudad grandes crueldades. Saquearon y robaron las cosas valiosas de todos los palacios e iglesias, y nadie podía oponerse a ello, el que lo hacía, era asesinado en el mismo instante.

Tomada como esclava

Todas las familias de la nobleza, incluyendo la de Julia, fueron sometidas a persecuciones y humillaciones públicas. Algunos incluso fueron asesinados. Las mujeres más hermosas y jóvenes de la nobleza fueron vendidas a mercaderes a precios exorbitantes, los cuales las obligaron a trabajar como esclavas. Esto también le pasó a nuestra venerada. 

Su amo, Eusebio, quien era un idólatra, la llevó a Siria, lugar en el que fue sometida a fuertes trabajos, humillaciones y malos tratos en general. Su tristeza era inmensa debido a las cosas por las que tenía que pasar. Sin embargo, su amor por Cristo la ayudaba a soportarla con mejor semblante. 

Vida en la esclavitud 

Por su generosidad y excelente trabajo, su amo llegó a considerarla “la más valiosa de todas sus posesiones”. Debido a la confianza y el cariño que Julia supo ganar de Eusebio, el mismo le permitió vivir abiertamente su fe cristiana. Lo único que no le consentía era ayunar, porque afirmaba que esto la debilitaría. No obstante, luego accedió a dejarla ayunar los días sábados y domingos.

Disfrutaba de ratos libres para entregarse a la oración, y tenía permiso de vestir con recato, a diferencia de otras esclavas. Su integridad y comportamiento intachable en medio de un mundo de esclavitud, hizo que su amo sintiera gran admiración por la religión y la fe cristiana, aunque esto no estuviese de acuerdo a sus creencias.

Inicio de los tormentos 

Pasados varios años, Eusebio tuvo que hacer un importante viaje de negocios a Galicia. Al llegar al lugar, el amo se dio cuenta de que se rendían cultos a los dioses paganos, y decidió participar en ello. Su esclava se quedó en el barco en el cual se trasladaban, al pendiente de todas sus posesiones. 

Un grupo de soldados de Córcega se dieron cuenta de que la joven estaba allí, e hicieron preguntas sobre ella. Unos marinos dijeron que era una esclava joven y cristiana. Entonces preguntaron por qué razón no se encontraba participando de los cultos si los esclavos estaban obligados a hacerlo.

Los marinos afirmaron que para los cristianos la veneración a dioses paganos era una cosa vana porque veían a dichas deidades como demonios. Los soldados avisaron al pagano más devoto del lugar, Félix. El idólatra, era muy celoso de sus dioses, por lo cual, haría cualquier cosa porque se les diera el respeto que según él merecían.

Félix ordenó que Eusebio fuese presentado ante él. Cuando el mismo llegó, le explicó la situación. No obstante, el amo dijo: “Ella es una joven cristiana y nunca, a pesar de todas las cosas que he hecho, he podido sacar de su mente sus costumbres religiosas”. “Sin embargo, tiene una conducta intachable y me sirve grandemente en todo los demás”. “Me tiene encantado con su modestia y gran fidelidad”.  

El devoto pagano, ordenó a Eusebio que le obligara a participar en los sacrificios a los dioses o le matara. El amo dijo que no haría ni una cosa ni la otra. Félix le indicó que entonces se la vendiera. Le aseguró que podía tomar 4 de las esclavas que más le gustaran y se las daría por Julia. No obstante, el amo no accedió. Eusebio dijo que prefería perder todo lo que tenía, antes que entregarla a ella “su más preciada posesión”.

Félix, al ver que era imposible hacerlo cambiar de opinión, organizó un banquete e invitó a Eusebio. Lo emborrachó hasta dejarlo dormido. Cuando vio que aquel hombre no podía saber lo que sucedía a su alrededor, trató de convencer a Julia de que hiciera sacrificio a los dioses. Le dijo que si lo hacía, él pagaría su rescate y podría vivir como ella quisiese, incluso, en la isla, si así lo desease.

No obstante, la joven le dijo que el hecho de ser sierva de Jesús, ya le hacía sentir libre. Agregó que veía con horrores los cultos paganos que este idólatra realizaba a sus dioses. También afirmó que sería una dicha para ella el perder su vida por su amado Señor, Jesucristo.

Tortura y muerte 

Los comentarios de Santa Julia hicieron que Félix tuviera una marcada irritabilidad, por lo que mandó a abofetearla tan fuerte, que sus mejillas sangraron. Ella respondió a esto diciendo: “Mi señor ha sido abofeteado antes por mi causa”, “sea dicha para mí el hecho de ser abofeteada por Él”. 

Terriblemente consternado, el pagano hizo que la colgaran de los cabellos y le propinaran fuertes golpes en todo el cuerpo. Julia, entre los horribles tormentos solo decía: “Mi Señor, bendito eres, “Gracias por todo lo que me has dado”, “Dichosa soy por tener parte en tus dolores”. Molesto por esto, Félix mandó a que su cabello y pezones fueran cortados, pero la joven no cedió.

Al ver que a pesar de todas estas cosas Julia no se doblegaba, comenzó a sentir temor de que Eusebio despertase. Por este motivo, ordenó a los soldados que la sacrificasen de forma rápida. Al oír las órdenes emitidas, Santa Julia suspiró y dijo: “Señor, siempre he anhelado dar la vida por ti, pero nunca me había atrevido a desear que fuese en una cruz al igual que tú”. Y agregó: “Acepta mi amado el sacrificio que te ofrezco y perdona a estos ciegos mi muerte”.  

Murió al poco tiempo de ser colgada en la cruz, el 22 de mayo del año 450. Luego de la muerte de Julia, su amo despertó y emitió serias amenazas en contra de Félix. Las horribles cosas que le hicieron a la joven, llenaron de terror a muchos de los paganos, los cuales se alejaron lamentando aquel terrible e injusto acontecimiento. 

Veneración 

Eusebio, en medio de la tristeza, ordenó que fueran traídos dos monjes para que cuidaran su Santo cuerpo, el cual fue retirado por los mismos entonando el salmo 125 de la biblia. En el siglo IX, fue dedicada una iglesia reedificada a Santa Julia. Donde fue crucificada, también se construyó una especie de santuario, el cual se ha vuelto una fuente de Milagros. 

Una jarra y una cruz forman parte de sus atributos, para simbolizar su condición de esclava y de sierva de Cristo. Unas veces es representada colgada en una cruz convencional, y otras, se representa atada a un árbol. 

Pensamientos finales 

Es increíble la pasión con la que Santa Julia defendió su fe. Estuvo incluso dispuesta a dar su vida por la causa de Cristo. De hecho, así lo hizo; fue colgada en una cruz, tal y como hizo nuestro Señor Jesús en siglos pasados. Y tomó esto como una oportunidad de formar parte del sacrificio del hijo de Dios. 

Ella, es un ejemplo para muchos de nosotros, y la prueba de que todos podemos, sin importar las circunstancias, defender nuestra fe. Quizás en la actualidad no nos veamos obligados a morir en una cruz, pero tal vez sí tengamos que pasar por humillaciones y burlas. Cuando esto nos suceda, recordemos a nuestra amada Santa Julia. 

 

Otros santos