😇 ¿Qué día es el santo de【 Paula 】?

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Estos son los días en los que celebramos el santo de Paula

Santa Paula. Vida, obra y muerte

El 26 de enero de cada año, se celebra en todo el mundo, en especial en Roma, el día de Santa Paula, un gran ejemplo para todas las mujeres de la alta sociedad. Esta beata, en vida demostró un carácter piadoso. A pesar de las circunstancia continuó con lo que más le agradaba; ayudar a los pobres y los desamparados.

Nuestra venerada pasó por muchos sufrimientos, comenzando por la muerte de su esposo. Sin embargo, gracias a esto pudo experimentar un verdadero cambio en su corazón. Desde el momento de su viudez, comenzó su servicio a Dios a través de la misericordia. En los próximos apartados conocerás más acerca de su interesante historia.

Biografía

El nacimiento de Santa Paula tuvo lugar el 5 de mayo de 347, en Roma. Nació como hija de una de las familias más reconocidas de la aristocracia romana. Esto ocurrió durante el periodo de San Julio 1, cuando era el reinado de los emperadores Constancio y Constante y se estaba comenzando a desarrollar la iglesia.

Primeros años

Paula nació y se crió en cuna cristiana, y encontró junto con esto la riqueza y la gloria. Recibió una excelente educación basada en el cristianismo y en un espíritu de verdad y pasión para con Dios. Aunado a esto, en su familia había cierta aversión por el paganismo y sus creencias.

Como era de pensarse por el hecho de pertenecer a una familia sumamente religiosa, la ahora beata recibió una acentuada formación religiosa desde el principio de su vida. Pero también fue educada en el área artística e intelectual, de manera muy esmerada por sus instructores.

Aprendió la lengua griega y la romana (haciendo honor a su origen grecorromano). De hecho, podía leer escrituras en cualquiera de los dos idiomas con mucha facilidad. Debido a sus raíces, siendo apenas una niña pasaba por los ruidosos lugares paganos demostrando una desmedida repulsión. Santa Paula, en vida prefería los sitios tranquilos como teatros y circos.

Matrimonio

Habiendo cumplido los dieciséis años de edad, los padres de Paula arreglaron su matrimonio con Julio Toxocio, un noble de la familia de Julio César. Este hombre tenía un espíritu especial, apacible y delicado, pero lamentablemente formaba parte de la tribu pagana.

Es algo curioso el hecho de que su familia, siendo devota del cristianismo, la haya casado con un joven pagano. Algunos podrían pensar que se trataba de la búsqueda de una fortuna. Pero, quizás lo hicieron con el propósito de que Santa Paula pudiera convertir a su marido, y a través de él llegaran muchos más. Los dos son pensamientos hipotéticos.

No obstante, esta unión fue bendecida por Dios con la llegada de cinco hijos (4 varones y una hembra). Llena de lujos y felicidad, nuestra venerada vivía su vida de forma honesta pero demasiado tranquila; sin dar mucha importancia a lo que significaba la eternidad.

Aprovechando su condición social, solía caminar por las calles de su amada Roma vestida de seda y adornada con joyas. Apoyaba con sutileza y mucho cuidado su pie, para no ensuciar su caro y delicado calzado con la tierra del camino a su paso.

Por los lujos, Santa Paula se olvidaba de que su alma era inmortal y que debía hacer lo correcto para salvarla. Sin embargo, era reconocida como una dama de conducta intachable y una muy buena representante de su linaje; una verdadera mujer de la clase alta.

Viudez y servicio a Dios

Cuando algo está en los planes de Dios, sucede sin importar cuáles sean las circunstancias. Al pasar el tiempo, en el año 379, una grave enfermedad consumió al esposo de Santa Paula hasta la muerte, dejándola viuda. Fue en medio de estas circunstancias que el corazón de la beata fue tocado por la gracia que viene de lo alto.

Desde ese momento, decidió dedicar su vida al servicio de Dios y al cuidado de sus pequeños hijos. Lo que le ayudó y motivó más a esto, fue el hecho de haber encontrado otra sociedad de la nobleza, la cual estaba formada por vírgenes y viudas que bajo la orientación de Santa Marcela, llevaban una vida de misericordia y bondad.

En este momento el cristianismo emanaba desde el seno de las más altas clases sociales, para la gloría del altísimo. Al llegar el año 382, a la gran Roma llegaron dos antiguos ermitaños del desierto, con la finalidad de hacer parte en un concilio. Los mismos estaban acompañados por Jerónimo, un monje muy reconocido por sus innumerables virtudes.

Santa Paula dio alojamiento a uno de los ermitaños, San Epifanio. Durante el tiempo que compartió con él, le oyó hablar muy frecuentemente de la vida monástica. La beata compartía los conocimientos de esas conversaciones con Santa Marcela, y entre las dos iban desarrollando el convento en base a lo que habían aprendido.

Al terminar el concilio, el papa Damaso convenció a Jerónimo de que se quedara como su secretario, dejándolo como encargado de la revisión de las Santas Escrituras. Las mujeres, aprovecharon muy bien esta oportunidad para tomar conocimientos de este letrado y agradable maestro.

Esto dio origen a las conferencias de Jerónimo y a las llamadas “reuniones del Aventino”. Según el testimonio de San Jerónimo, las mujeres eran alumnas atentas y su penetrante espíritu desbordaba pureza y virtud.

Paula permanecía asistiendo constantemente a las conferencias en compañía de sus hijas. Lo que San Jerónimo veía en ellas, le hizo llegar a la conclusión de que su alma estaba predestinada a formar parte de un llamado especial por parte de Dios.

Obra de Santa Paula

Esta hermosa dama decidió abandonar todos sus lujos para ayudar a los pobres. Cambió sus hermosas ropas de seda por una túnica hecha de lana. Nuestra venerada dispuso todas sus riquezas al servicio de los más necesitados; vestía a los pobres y les daba de comer, y proveía asilo y medicina a los desamparados.

San Jerónimo, quien exigía que la piedad no fuese acortada, incitaba a sus alumnas a ampliar sus horizontes. De hecho, les motivó a que estudiaran hebreo, que era la lengua original de las sagradas escrituras, con el fin de que pudieran escudriñarlas y descubrir lo que las mismas mostraban. Con el tiempo, estas esmeradas discípulas consiguieron incluso cantar los salmos en el idioma original.

A pesar de todas las cosas que hacía para la obra de Dios, Santa Paula nunca abandonó las responsabilidades que le correspondían como madre. Entregó a su hija Paulina en matrimonio a Pamaquio, un senador rico y virtuoso. Blesilla (su segunda hija) también contrajo matrimonio, pero al poco tiempo quedó viuda. En 384, la misma falleció con tan solo 20 años de edad.

En el año 386 murió su hija Rufina y en el 419 falleció Eustaquia, pero antes de esto se convirtió en su fiel compañera. El único hijo varón que tenía, Toxocio, era pagano. Sin embargo fue bautizado en el año 385, y en 389 contrajo matrimonio con Patricia Laeta, la hija de un sacerdote pagano.

Campaña contra Santa paula

Como nunca falta el enemigo queriendo irrumpir en las cosas de Dios, comenzaron las habladurías y la campaña contra Santa Ana por su relación con San Jerónimo. Esto la obligó a tener que entregar sus riquezas materiales a sus hijos; solo una parte de ella quedó para seguir siendo destinada a la obra que venía realizando.

Santa Paula se vio obligada a ir a tierra santa, y dejó a Toxocio encargado de Santa Marcela. Su hija Eustaquia embarcó con ella a Egipto en el año 385, e hicieron una peregrinación en los lugares en los que hicieron presencia. Después de esto, se fueron a Belén, a seguir el destino que tenían pensado. Allí se encontraba también San jerónimo.

Había algo que ni San Jerónimo ni nadie, podía quitar de la mente de Paula; esas ganas de ayudar a los pobres por encima de todo, incluso de ella misma. De hecho, luego de haber terminado en la miseria por destinar lo que le quedaba para los pobres, ella pedía prestado para ayudar a los que requerían su apoyo.

Muerte de Santa Paula

En 395 los salvajes invadieron el imperio romano, pero luego cayeron. San Jerónimo y Santa Paula habían huido, pero regresaron al monasterio después de este acontecimiento. Finalizando el año 403, nuestra venerada cayó víctima de una grave enfermedad. Su organismo estaba considerablemente débil por los ayunos que hacía, y no soportaría mucho; el tiempo de recibir su corona sagrada había llegado.

Muchas vírgenes y monjes acompañados del obispo de Jerusalén asistieron al lecho donde estaba agonizante. San Jerónimo, algunos levitas y sacerdotes se encontraban ya rodeando su cama cuando el día 26 de enero del 404 dio su último suspiro, teniendo 56 años de edad.

Pensamientos finales

Muchas veces nos quejamos por tener que dar un vaso de leche a alguien que lo necesita, o negamos un plato de comida a una persona que no tiene con qué comer, simplemente por saciarnos más. Olvidamos el llamado de Dios a ayudar a nuestro prójimo.

Santa Paula, siendo una mujer rica, no le importó quedar en la miseria por entregar todo lo que tenía a los pobres. Ella comprendía que las riquezas eran de Dios y que tenían que ser dedicadas a la realización de obras de misericordia para con los demás.

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