En la antigüedad, el rocío era un símbolo muy importante para la tierra y el hombre, incluso, le eran atribuidas funciones de fertilidad y abundancia. No podía faltar la añadidura de esta facultad a la Virgen María, Señora y portadora de muchos milagros. No obstante, el nombramiento de la Virgen del Rocío no vino de la nada; hay una leyenda inmiscuida en el acto.
Una curiosa y hermosa imagen de la Virgen fue encontrada en extrañas circunstancias, tomando en cuenta las características del entorno, las cuales no eran nada amigables para el estado en el que se halló la figura. En los próximos apartados te mostraremos más acerca de esta interesante historia.
La Virgen del roció es una representación de la Virgen María que se encuentra en Almonte. Cada año, miles de personas asisten al lugar para admirar con inmensa ternura y devoción la imagen sagrada. Algunos de sus visitantes le cantan himnos mientras observan su admirable belleza.
Hay una leyenda que explica el origen de la veneración de la Virgen del Rocío, como ocurre con muchas otras deidades. Cuenta un relato, que un hombre había salido de cacería y apacentaba el ganado en las terminaciones Villa de Almonte. Era un lugar formado por una vegetación exuberante a la que difícilmente podían entrar los humanos. Solo las aves eran capaces de adentrarse con facilidad a ese paisaje.
En un momento, notó que algo extraño había dentro de esos matorrales; algo que llamaba su atención de una forma impresionante. A tal punto, que, a pesar del trabajo que tenía que hacer para penetrar el sitio, decidió consentir su curiosidad.
Rodeada de espinas halló la imagen de un lirio intacto. Era curioso el hecho de que aquella hermosura estuviera ilesa entre los fuertes y exuberantes espinos. Luego, vio la efigie de la Reina de los Ángeles, que yacía sobre el tronco de un árbol. Era de estatura natural y su belleza era extraordinaria.
Este precioso e inesperado hallazgo llenó al hombre de enorme gozo y aprobación. En medio de la emoción, el mismo desmontó parte de los matorrales para salir y mostrar a todos lo que había hallado. Llevando la imagen en sus brazos tenía que caminar tres leguas para llegar a su objetivo; el lugar donde deseaba colocar la imagen.
No obstante, vencido por el cansancio se quedó dormido en medio del camino. Para su sorpresa, cuando despertó la imagen ya no estaba. Consternado y lleno de dolor, se dirigió nuevamente al sitio donde originalmente la había encontrado, y, efectivamente, allí estaba, justamente en el mismo sitio.
Presenciado esto, se devolvió al lugar donde residía y contó lo sucedido. Las autoridades salieron hacia el lugar, y al llegar, encontraron la imagen de la misma forma que el cazador les había explicado. Todos quedaron cautivados por su gran belleza. Hay que tomar en cuenta que se encontraba en esas condiciones a pesar de las inclemencias por las que había pasado.
Invadidos de respeto y devoción, retiraron la imagen nuevamente del sitio y la llevaron hasta la iglesia mayor de Villa de Almonte, mientras se construía el templo en la selva. Se hizo también un altar con un diseño que diera pie a que el tronco donde fue encontrada, le sirviera de apoyo. Esto, con la finalidad de que estuviera totalmente en su hábitat. Se le llamó desde ese momento “La Virgen de las Rocinas”.
Cada siete años, se acostumbra que la Virgen salga de su santuario y visite el pueblo. Esta tradición viene del año 1949. Cuando llega el día de la celebración del Rocío Chico, la Virgen es trasladada al pueblo, cubierta de envolturas para que el polvo no estropee su estructura.
Unas ancianas conocidas como “las abuelas Almonteñas” llevan los adornos. El recorrido se realiza de noche a campo abierto, pasando por un camino de hogueras. Al llegar al destino final, Almonte, la imagen se coloca sobre una tarima para ser observada por todos en “El Chaparral”.
Las camaristas se encargan de quitar todas las envolturas que la protegen. El velo es retirado en último lugar, cuando los rayos del sol tocan la localidad. Esto, con la finalidad de que la luz de dichos rayos, ilumine el rostro de la venerada deidad, la cual es llenada de honores desde ese instante.
La tradición de la Virgen del Rocío tiene un origen muy interesante. Los misterios de las deidades son, a veces, difíciles de entender, pero traen consigo muchas bendiciones y cosas maravillosas.
Es curioso que una figura se encuentre en tan buenas condiciones en medio de espinos e inclemencias naturales. Solo algo que viene de lo alto puede explicarlo. Es esta la mayor razón por la que miles de religiosos se reúnen cada año para venerar esta representación.